lunes, 27 de julio de 2009

CAMINOS RURAL nº 5, Huaros - Huishco



Huishco significa “Cóndor” se ubica a 4050 m.s.n.m., sobre la cumbre de una formación rocosa alargada, al noroeste del poblado de Huaros, a dos horas de caminata o una hora de caballo, controlaba parte de las punas (cuencas del Llamecoto y Auquichani) con ganadería y tierras de cultivo en terrazas controladas por riego en los terrenos del actual Huaros. Huishco mantenía relación con los poblados de zonas mas bajas de Huacosmarca, Pumacoto, Auquimarca y Tauripuncu de la margen derecha. En sus construcciones resalta la presencia de pilastras, cornisas y a pocos metros se encuentra un centro ceremonial llamado Jayampampa plaza semicircular cercada con parantes,



al centro de la plaza se halla tres lanzones de piedras sin labrar llamadas Huacas fijados en el suelo de tal manera que forma un triangulo obtuso, las huacas grandes y pequeñas se alinean en dirección del norte proyectadas a la salida y puesta del sol, en días de solsticio (El solsticio de verano 22 de junio es el día más largo del año, al mediodía el sol alcanza el punto más alto del cielo durante el año.



El solsticio de invierno 21 de diciembre es el día más corto del año, al mediodía el sol alcanza el punto más bajo del cielo durante el año) señalan el inicio de la cosecha, siembra y otros rituales. Algo que llama la atención del lugar se puede observar gran parte del valle y al lanzar un grito el eco responde luego de diez segundos.



Esta claro que Huaros nos ofrece un monton de oportunidades para disfrutar, es por ello que esperamos que sus jovenes hagan un esfuerzo por señalizar la infinidad de senderos que nos conducen a distintas zonas, es la forma más fácil de que el turismo crezca y facilite nuevos ingresos reales en breve tiempo en la población.

el sr. Tito Barreda escribe en un diario de Perú cosas interesantes de esta zona, nosotros hemos extraido esta leyenda.

Encuentro de mitos y leyendas
Pero como el distrito de Huaros vive entregado al romance, los solteros también tienen otra importante celebración, conocida como la festividad de San Antonio, que se lleva a cabo el 17 y 18 de enero de cada año.
Esos días, todas las personas solteras del pueblo se trasladan hasta el cerro “La Celda”, a fin de realizar una vigilia toda la noche –con velas y oraciones–, bien rociada con aguardiente.
Aquella noche nombran un juez y su cuerpo de alguaciles, encargados de cuidar que nadie duerma durante la penitencia, caso contrario los azotan con unos pequeños látigos, a fin de mantenerlos despiertos hasta el amanecer.
Tras rendir el tributo del caso al patrón San Antonio, “le pagan” con trago, coca y flores, para que cuide el ganado durante todo el año; y al día siguiente, descienden a manera de procesión, siguiendo una cruz que los guía todo el camino.
Inclusive, este santo patrón tiene ubicado su lugar de residencia a sólo dos horas de caminata y una a caballo, partiendo desde el pueblo de la comunidad.
Se trata de una cueva donde –cuenta la leyenda– residió el fraile San Antonio, mientras se dedicaba a criar ganado vacuno y a tallar –con la paciencia propia de un religioso– tan extraña celda pétrea.
Los residentes exhiben como prueba una huella de sangre que tiñe una roca en la entrada de la gruta y afirman que el fraile acostumbraba bajar al pueblo por las tardes, sin que los pobladores se dieran cuenta, a fin de cuidar y bendecir a su feligresía.
Pero una tarde, una bella mujer huacasina descubrió al fraile en uno de sus paseos por la ciudad, lo siguió a hurtadillas hasta su escondite y cuando fue sorprendida el sacerdote la obligó a guardar el secreto. Lamentablemente, el silencio no duró mucho y el rumor cundió por el poblado.
Algunos decididos optaron por seguir el rastro dejado por la mujer y hallaron a su paso numerosas cruces y enigmáticas flores primorosamente cuidadas, y en la celda, una cruz incrustada. Alrededor del cerro, hermosos ejemplares de ganado vacuno aguardaban a su santo guardián.

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